El
Huerto de la Música
es un espacio que se generó para encontrarnos con personas que construyen desde
su lugar y con su visión distintas expresiones del arte.
En él participaron movimientos de todo tipo, y dedicaron tres minutos a sintetizar sus prácticas, con las dificultades y también los placeres que traen.
En él participaron movimientos de todo tipo, y dedicaron tres minutos a sintetizar sus prácticas, con las dificultades y también los placeres que traen.
Como
siempre que hablamos de lo que nos gusta, al entrar el sábado 24 a un colmado club Sportivo
América, se respiraba un aire de alegría, con niñ@s corriendo y saltando, gente
compartiendo el espacio, conociéndose y reencontrándose.
El arte que
tenemos.... el arte que podemos:
Uno de los ejes propuestos a quienes participaran
de la asamblea era ¿Qué arte tenemos?, la respuesta fue: "tenemos el arte
que podemos".
El que podemos construir, a pesar de las trabas
que el estado (en todas sus expresiones) nos pone. Desde los permisos, a los
espacios, las habilitaciones, el precio que se debe pagar
para mostrarse. Que termina llevando a una gran contradicción: "el arte es
comercial", está para el que puede pagarlo, y al mismo tiempo
no se puede vivir de él.
Entonces nos preguntamos ¿Qué arte queremos?:
Queremos arte de huerto. Un huerto se caracteriza
por no tener frutos únicos, sino por ser una clara expresión del trabajo
colectivo, de la solidaridad y del compromiso.
En un huerto nada nace espontáneamente, hay una comunidad planeándolo, cuidándolo, y principalmente evitando las plagas: esos seres llenos de ambición que sólo se preocupan por sí mismos y terminan por destruir lo que los rodea.
En un huerto nada nace espontáneamente, hay una comunidad planeándolo, cuidándolo, y principalmente evitando las plagas: esos seres llenos de ambición que sólo se preocupan por sí mismos y terminan por destruir lo que los rodea.
¿Cómo seguimos?
Quizás
sea la pregunta más difícil, pero si algo estuvo claro en ese momento fue que
tod@s estamos siendo atravesad@s por las mismas problemáticas;
cada un@ desde su lugar, y sus prácticas. Notar
que no estamos sol@s abrió nuestras mentes a pensar que ante problemáticas
comunes, las soluciones deben ser colectivas. Cuando la asamblea
terminó, cientos de manos se levantaron y llegaron a la decisión unánime de
repetir esta clase de encuentro el día 10 de diciembre, para seguir
creciendo y tomando los frutos que este huerto deje.
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