17,
19 y 21 son los años que tenían Jere, Mono y Patóm, militantes del
Movimiento 26 de Junio, cuando los mataron. Fueron fusilados a las
3.30 de la mañana del 1º de enero de 2012 en Villa Moreno. Los
diarios de ese día titularon MASACRE, hablaron de un ajuste de
cuentas que no fue tal, y arrancaron así lo que sería una
seguidilla de noticias sobre allanamientos de búnkers y muertes
jóvenes en una ciudad como la nuestra, que más al centro le da la
cara al río y la prosperidad. En los barrios pasan otras cosas,
muchas muertes son acalladas por la red de complicidades que se tejen
sobre esta realidad.
Hoy
salimos a la calle, unidxs como tantas otras veces, para pedir
justicia y visibilizar una lucha que no cesa desde hace 17 meses y
que debería ser la de todxs.
17,
19 y 21 es el promedio de edad de lxs pibes que siguen muriendo
asesinadxs por la narcomafia o cooptadxs por ella para trabajar como
soldadxs de un negocio que viene ganando los barrios de Rosario desde
los 90. La mafia del narcotráfico se sustenta en la complicidad de
sectores del poder judicial, del poder político y de la corporación
policial; aquella que, como relata Carlos Del Frade, “todavía
recuerda con nostalgia la marca de Agustín Feced, el gran asesino
durante el terrorismo de Estado, el que siempre adoctrinaba: Tire
primero, pregunte después”.
A
esta trama hay que agregarle la presencia de los socios capitalistas
que viven en countrys o en departamentos céntricos.Delincuentes
de guante blanco: empresarios
que suelen apostar al fútbol, al puerto, los medios de comunicación,
los negocios inmobiliarios y las concesionarias.
Están
tirando contra nuestrxs pibes. Lxs que conocemos porque viven en la
casa de al lado, en los lugares donde trabajamos o porque compartimos
nuestra militancia. ¿Qué
hacemos? Debería
ser la pregunta que nos hagamos todxs, no sólo militantes sociales
como Mercedes Delgado, sino todxs lxs que no toleramos que esto esté
pasando. Un paso fundamental es reclamar justicia: por nuestrxs
compañerxs asesinadxs, pero también por cada joven al que se le
roba su futuro. Otro, es denunciar la estructura de las narcomafias,
señalando a lxs responsables de esta realidad. Y no podemos pensar
que porque hoy caigan los
Cantero,
se termina la narcomafia: porque no podemos omitir que la exclusión,
la marginación y un Estado presente de forma represiva y corrupta
son su caldo de cultivo.
Creemos,
humildemente, que de lo que se trata es de ponernos al cuerpo otro
proyecto de ciudad y país; en el que las calles sean del pueblo y
con barrios que sean la patria
chica de
cada vecinx y nuestrxs pibes tengan un futuro por delante. Un futuro
que se escriba con las palabras justicia, protagonismo, soberanía y
dignidad.
Un
futuro como el que soñaban Jere, Mono, Patóm y tantxs pibes más.
Causa
y Efecto – Marea Popular – Frente Popular Darío Santillán
Corriente Nacional
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