La
tarde del 30 de abril, víspera del día de lxs trabajadores, era una
tarde que comenzaba con mucha alegría, color, música y expectativas
por la inauguración de un nuevo espacio de encuentro social y
cultural en la ciudad de Rosario, en la esquina de Alem y Pellegrini.
La
llamamos Casa Popular Candanga.
Esa
noche, anteanoche, comenzaba a concretarse en un nuevo espacio, el
sueño de muchos y muchas de pensar y construir un lugar de
encuentro, debate y participación. Una Casa para transformar esta
ciudad y esta sociedad, para forjar otra cultura, solidaria,
creativa, rebelde.
Pero
había problemas edilicios en la infraestructura de la Casa, que nos
ocultaron cuando la alquilamos. Problemas edilicios que la
municipalidad nunca controló, porque como sabemos no hay ningún
control estatal al momento de alquilar.
Paso
lo que nadie esperaba y nadie quería: una parcela del techo se
derrumbó. Ocho personas cayeron a la habitación de abajo.
Afortunadamente, ninguna de ellas sufrió heridas de gravedad.
Tampoco las tres que estaban en ese cuarto. Podría haber sido una
tragedia.
Inmediatamente,
suspendimos la actividad para que las personas heridas recibieran la
atención médica necesaria.
Especulación
inmobiliaria: negocios para pocos y un estado que no regula
El
derrumbe del techo de la Casa Popular Candanga es un síntoma, la
cara perversa del boom inmobiliario de la última década.
La
ciudad se fragmenta, se reparte. Unos pocos ganan, las mayorías
perdemos. Se desarrollan millonarias inversiones en vivienda de lujo,
para especular y/o lavar dinero ilegal.
Como
pueblo trabajador sufrimos esta situación de diversas maneras. Sobre
todo en las barriadas, con viviendas precarias y sin acceso a los
servicios básicos. Pero abarca a la inmensa mayoría de las y los
laburantes, que si no hay un profundo cambio de políticas no
podremos acceder nunca a la casa propia.
Precisamente,
el estado en sus tres niveles tiene responsabilidad en esta
situación. Porque los créditos y la construcción de vivienda
social son medidas limitadas y llegan a pocas familias.
En
nuestra ciudad, la municipalidad ha dado vía libre a la especulación
inmobiliaria: sanciona ordenanzas que benefician a los grandes grupos
del sector, no regula el mercado inmobiliario -por ejemplo, podría
establecer precios máximos de los alquileres- ni tampoco controla
las condiciones edilicias de casas y departamentos.
En
esta situación, los dueños e inmobiliarias tienen una clara ventaja
para imponerse y seguir haciendo negocios.
Esta
situación que, afortunadamente, no tuvo consecuencias mayores, da
cuenta de la falta de espacios para el desarrollo de actividades
culturales sin fines de lucro.
Tanto
en Rosario como en otras ciudades de la provincia, se vuelve cada vez
más evidente el nulo lugar que otorgan las distintas esferas
estatales a los proyectos culturales y a artistas que trabajan de
manera autónoma.
En
realidad, sólo los ubican en la lista de lugares por desalojar. Lo
hicieron en 1998 con el viejo Galpón Okupa, ubicado en España y
Wheelright, en galpones abandonados del ferrocarril. Lo hicieron el
año pasado con la Kasa Pirata. Lo intentaron este año en Santa Fe
con el Centro Cultural y Social El Birri, un emblema de espacio
cultural autogestivo; la resistencia y el rechazo popular frenaron el
desalojo.
Por
eso, planteamos la necesidad de que entre todos quienes reconocemos
el problema y pretendemos encontrar una solución, busquemos la forma
de apuntar la necesidad de que los distintos niveles del Estado
generen políticas públicas que abonen al desarrollo de iniciativas
culturales.
La
Casa Popular Candanga, espacio sostenido de manera autogestiva, está
pensado con el propósito de construir con adolescentes y jóvenes de
la ciudad desde una perspectiva cultural, y es por eso que alberga un
sueño y una esperanza de inclusión para muchos. Porque este sueño
no es sólo nuestro. A todas y todos los que se acercaron a
compartirlo, les decimos gracias: por haber aportado una nota
musical, una cuota de color y ritmo, por haber apostado. Pero gracias
también por el aguante y acompañamiento en el momento más difícil.
Junto
a ustedes y a todos los y las que sientan que otra cultura es posible
y necesaria vamos a continuar la pelea por construir y sostener
espacios que se acerquen a nuestros sueños de transformación
social.
regional Rosario
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