No
somos inocentes. Estamos en un año electoral y, si bien aún falta
mucho para las presidenciales de 2015, las distintas fuerzas
políticas aspiran a aprovechar las próximas elecciones para quedar
posicionadas de la mejor manera ante la discusión que se abre: qué
tipo de gobierno sucederá al segundo mandato de Cristina. Ese es el
contexto político concreto ante el que se produce la convocatoria al
cacerolazo del 18-A.
Por
eso creemos que no debemos abonar a proyectos políticos que
signifiquen un retroceso para nuestro pueblo, ni mucho menos hacerle
el juego a sectores claramente vinculados con lo peor de la política
de los años 90, cuyo horizonte es la reducción del Estado, las
políticas de ajuste, las privatizaciones y la profundización de las
desigualdades sociales como ocurre actualmente con el gobierno de
Macri en la Capital Federal. Llama la atención que políticos de
derecha como Mauricio Macri y Francisco De Narváez estén convocando
a participar de la movilización, así como también que Elisa
Carrió, Hermes Binner e incluso Pino Solanas manifiesten
abiertamente su participación. Hasta la conducción de la CGT de
Hugo Moyano convocó a participar. Todos estos sectores políticos
han decidido asumir una prédica netamente reaccionaria como forma de
enfrentar al kirchnerismo, atacando las conquistas logradas en estos
años y siendo indiferentes hacia las enormes deudas sociales y
políticas que nos aquejan.
Los
titulares de La Nación y Clarín convocaron todos estos días a “la
movilización opositora” o a la “marcha contra el gobierno”,
mientras la Ley de Medios fue nuevamente trabada por la Justicia.
Definitivamente atrás ha quedado la idea de que se trataba de
movilizaciones “autoconvocadas” de ciudadanos sin ideologías ni
intereses políticos. Esto se da a su vez en un momento donde la
derecha imperialista ha pretendido retomar la ofensiva sobre los
procesos de cambio en curso como ocurre en Venezuela con el no
reconocimiento del triunfo del Presidente de la República
Bolivariana Nicolás Maduro. No nos sorprenderá en lo más mínimo
encontrar en la marcha carteles que anuncien que “no queremos ser
una nueva Venezuela”.
Las
muertes y los daños producidos por las inundaciones volvieron a
poner en evidencia la existencia de una enorme desigualdad en nuestro
país. Mientras unos pocos empresarios se enriquecen el pueblo
trabajador sufre la inflación, el injusto sistema tributario y el
trabajo flexibilizado y en negro. Estos son algunos ejemplos de lo
que genera bronca en nuestro pueblo. Bronca que debe sin duda
organizarse. Son también algunas de las cuestiones que sentimos y
denunciamos día a día, organizándonos, fomentando la lucha y
apostando a la movilización popular.
Desde
el Frente Popular Darío Santillán – Corriente
Nacional y Marea Popular entendemos que
seguramente haya miles de personas con legítima voluntad de salir a
protestar este jueves 18 de Abril, pero también comprendemos que un
cambio real de la situación implica pensar una nueva política donde
construyamos día a día un proyecto de país anclado en el
protagonismo popular que logre las transformaciones estructurales que
nuestro pueblo necesita. Hablamos de un país socialmente justo, con
soberanía popular y con una economía sostenible que utilice
racionalmente y de forma planificada nuestros bienes comunes para su
conservación.
El
pueblo trabajador no debe dejarse conducir por aquellos que sólo
quieren defender sus intereses a costa del pesar popular. Por eso no
vamos a participar ni convocar a la movilización y protesta del
18-A. No obstante, seguimos trabajando todos los días por lo que
entendemos es uno de nuestros mayores desafíos para transformar este
país: construir una alternativa política superadora a partir de la
unidad y el protagonismo de nuestro pueblo.
Twitter: @FPDScorriente
Twitter: @MareaPopular
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